Amo el yoga, especialmente el kundalini yoga, soy instructora desde hace dos años y el año pasado fui a hacer una especialización en la India para ahondar mis conocimientos en esta excelente disciplina. Fue un tiempo de mucho aprendizaje y experiencias nuevas, ya que aproveché para conocer un poco de la India y visitar el templo dorado en la ciudad de Amritsar, que es la cuna del kundalini yoga.
Cuando llegamos a la ciudad de Amritsar, mi compañera de viaje y yo nos dirigimos al hotel que días previos habíamos reservado a través de una página por internet, de hecho, lo que nos llamó la atención fue que no se nos solicitó ningún pago. Llegamos cansadas debido al largo viaje y cuando solicitamos nuestra habitación nos dijeron que no había habitaciones disponibles, el reloj marcaba las 8 pm a la hora que llegamos, y considerando que Amritsar es una ciudad que recibe 100 000 visitantes por día, la probabilidad de conseguir otra habitación era casi nula.
Nos quejamos, pero el recepcionista indicó no tener registro de nuestra reserva, sin embargo, nos pidió que tomemos asiento y que esperemos un momento.
Detrás del mostrador había un hombre con turbante que le daba instrucciones a los jóvenes recepcionistas, pensamos que podía ser el administrador, pero cuando le preguntamos, negó serlo, imaginamos que no quería dar la cara por lo sucedido. En ese momento salió uno de los jóvenes a buscar habitación para nosotras en los hoteles aledaños.
Al poco rato regresó el joven indicándole al recepcionista que no había encontrado habitaciones. Finalmente, después de una larga espera, nos consiguieron una habitación en el hotel que estaba al frente, era un hotel mas modesto, pero sirvió para que pasemos la noche.
Al día siguiente fuimos a exigir nuestra habitación al hotel y allí nos enteramos de que el hombre con turbante era el guía de unas mujeres americanas que practicaban kundalini yoga. Saludamos a estas mujeres ya que la práctica del kundalini yoga nos hermana de cierta manera y nos comentaron que este señor había dormido la noche anterior en el suelo porque nos había cedido su habitación para que pasemos la noche allí.
Muchas veces nos hacemos historias sobre las personas y peor aun las juzgamos, en este caso, no herimos a nadie, porque solo fue un comentario entre nosotras, pero no siempre es así.
Con que frecuencia juzgas a las personas, juzgar es una pérdida de energía inútil ya que no sabemos acerca de sus historias y muchas veces la realidad nos demuestra cuan equivocados estábamos.